Oración del Estudiante



Cristo,soy un estudiante.
Tengo una gran curiosidad por saber qué hubieras hecho tú,
si hubieras sido estudiante en este momento. Al lado de quiénes habrías estado.
¿Con los que no quieren ser molestados por nadie, a quienes todo va bien porque quieren terminar cuanto antes la carrera para «situarse»?
O con los que no tienen prisa por acabar, porque no aceptan una situación 
que es absurda incluso a los ojos de los mismos responsables?
¿Te acuerdas, Señor, de aquel famoso profesor que ante las cámaras de televisión, 
acosado por nosotros, los estudiantes inconformistas, nos dijo ya reventando:
«Lo sé yo mucho mejor que vosotros que este sistema de enseñanza está ya superado y es absurdo.No soy un idiota»?
¿Y recuerdas lo que nosotros le contestamos?«Ya, la diferencia es que usted acepta la situación absurda e intenta justificarla porque está dentro del sistema y teme perder su puesto, mientras que nosotros no podemos en conciencia participar en un estado de cosas que ustedes mismos, los responsables,aceptan como deshumano y superado».

¿De parte de quién hubieras estado? ¿De parte del profesor o de nuestra parte?
¿De parte de quienes defendían al profesor o de quienes le atacábamos?
Porque tú no naciste para diplomático y nunca tuviste miedo a comprometerte.
Acepta como nuestra oración las preguntas que nadie nos quiere responder.
¿Por qué nos obligan a perder un tercio de nuestra vida en estudiar no para saber sino para aprobar;
en estudiar no lo que nos gusta saber sino lo que le interesa a la sociedad que sepamos;
no lo que nos serviría para conocer mejor al hombre y entrar en comunicación con él, sino lo que nos servirá para ponerle la zancadilla y engañarle mejor;no lo que será más útil para todos sino lo que me proporcionará más dinero?

¿Por qué se pasan años enseñándonos lo que dijeron e hicieron nuestros antepasados 
(¡si al menos nos dijeran la verdad!) y apenas si nos dejan un momento para crear por nuestra cuenta?
¿Por qué nos obligan a vivir siempre de rentas si sentimos la vocación de creadores?
Una niña, en vez de aprenderse de memoria una poesía de Gabriel y Galán que ni le gustaba ni la entendía,
hizo ella una poesía.El profesor la castiga y la suspende: «Esa poesía no es de Gabriel y Galán».
«Claro, es mía, pero me gusta más». Y podría haber añadido: «Si Gabriel y Galán se hubiese
contentado con aprenderse de memoria las poesías de los demás, nunca hubiese escrito las suyas». La niña tenía doce años. Como tú cuando escandalizaste a los doctores en el templode Jerusalén.

Pero ellos fueron menos fariseos, más humanos y se maravillaron de tu sabiduría.
A ti te condenaron sólo cuando pusiste en práctica tu sabiduría creativa.
A nosotros nos castran ya en el momento mismo de crear.
Tú al menos fuiste reconocido y escuchado cuando, saliéndote de los esquemas de los demás,
diste «tu»interpretación de la Escritura. Por eso se maravillaron,
porque dijiste algo nuevo, tuyo, sin repetir el disco de los otros.
Hoy las cosas son más complicadas. Se habla más de libertad, pero se construyen más llaves
para todas las puertas.

Pensar por cuenta propia resulta siempre peligroso. Crear no es ya atributo divino sino pasaporte para el aislamiento, la excomunión, el destierro, el ostracismo, el hambre o la clínica psiquiátrica.
A ti te admiraban; a nosotros nos desprecian en el colegio y en la familia.Nace un gran pintor, un gran músico, un gran estadista, un gran médico, un gran poeta que no tiene títulos porque ha creado por su cuenta y decimos: «claro, es un genio».
Pero no nos preguntamos si no será un genio precisamente porque no ha sido alienado por la escuela.
No nos preguntamos si es genio el que crea algo distinto a lo de los demás y sin medios, o si al contrario, no existen más genios porque no se les permite realizarse y desarrollar toda su fuerza creativa.
¿No sería mejor llamar normales a quienes logran dar lo que ellos son y anormales a quienes son sólo un producto de los demás sin lograr nunca pronunciar su palabra original?

Cristo, nosotros no queremos destruir la escuela, la universidad.
Queremos sólo una escuela que no nos destruya a nosotros; que no aliene nuestra originalidad; que nos ayude a descubrir y poner en marcha la carga de ilusión que todo hombre lleva dentro cuando se despierta a la vida.
Queremos la escuela del hombre y no el hombre de la escuela.
Queremos que sea reconocida la escuela de la vida que es la primera y la mejor.
Queremos una escuela sin títulos y sin exámenes, sin profesores y sin alumnos;
una escuela como la de una vida verdaderamente humana en la cual cada uno ponga a disposición de los demás su pedazo de sabiduría;
una escuela donde se cree juntos como juntos se come en la mesa, juntos se juega y juntos se llora y se ríe.
Queremos que vuelvas a repetir al mundo, también a tu iglesia, que «nadie debe llamarse maestro ni padre». Tú, el único maestro verdadero de la historia, nunca fuiste «doctor de la ley». Fuiste siempre «tú», lo mejor de ti mismo.
Por eso dejaste también, sin miedo y sin envidias, que los demás fueran también ellos mismos.
Por eso afirmaste con naturalidad y sin nostalgias a quienes vivieron contigo: «Cosas mayores de las que yo he hecho haréis también vosotros».
Por eso tú fuiste el verdadero maestro de libertad.

Juan Arias. Oración Desnuda. El Estudiante

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