La Resurrección de Cristo Nuestra Resurrección en la Muerte
Pablo llamaba al hombre
resucitado cuerpo-espiritual. Con ello se refería al hombre entero alma-cuerpo,
pero totalmente realizado y lleno de Dios. ¿Cómo llamaríamos nosotros al hombre
resucitado? Empleando una categoría de la antropología basada en el principio
esperanza, quizás pudiésemos hablar de «homo revelatus». Con la resurrección se
revela como ya realizado el verdadero hombre que iba creciendo dentro de la
situación terrena, el que Dios pretendió verdaderamente cuando lo introdujo en
el proceso evolutivo. El hombre verdadero, en su radical potencia, es sólo el
hombre escatológico. Mediante la resurrección se ha realizado exhaustivamente
el poder-ser del hombre-ser; ha salido totalmente de su latencia y, por lo
tanto, en él se ha revelado el designio de Dios sobre la naturaleza humana, que
consiste en hacerla participar de su divinidad con toda la realidad que le es
propia de cuerpo-espíritu-abierto-a la-totalidad. El «homo revelatus» participa
de la ubicuidad cósmica de Dios y de Cristo, posee una presencia total. Nace
así el «homo cosmicus».
Al término de la vida
terrena, el hombre deja tras de sí un cadáver. Es como el capullo que ha hecho
posible la salida radiante de la crisálida y de la mariposa que ya no se ve arrojada
por los límites estancos del capullo, sino abierta al amplio horizonte de toda
la realidad. A la pregunta fundamental de toda la antropología: ¿qué será del hombre?,
¿qué podemos esperar?, la fe responde jubilosa: la vida eterna del
hombre-cuerpo-espíritu en comunión con todo el cosmos. «Pasa ciertamente la
figura de este mundo deformada por el pecado», nos advierte el Vaticano II,
«pero sabemos que Dios nos prepara una morada nueva y una tierra nueva. En ella
habita la justicia y su felicidad colmará y superará todos los anhelos de paz
que brotan en los corazones de los hombres. Entonces, vencida la muerte, los
hijos de Dios resucitarán en Cristo..., y toda la creación que Dios hizo para
el hombre será liberada de la servidumbre de la vanidad... El reino ya está
presente, en misterio, aquí en la tierra. Al llegar el Señor, se consumará»
(GS, n. 39).
Leonadro Boff .La Resurrección de Cristo Nuestra
Resurrección en la Muerte Páginas 166-168
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