Oraciones Para el Estudio Bíblico
La oración del salmista era:
Abre
mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley
(Sal. 119: 18).
Oh, Dios y Padre nuestro,
Al estudiar tu Palabra,
abre nuestros ojos
e ilumina nuestro entendimiento.
Concédenos que nuestra mente
pueda conocer tu verdad
y nuestro corazón pueda sentir tu amor.
Y luego confirma y fortalece nuestra voluntad
para que salgamos a vivir lo que hemos aprendido,
en el nombre de nuestro Señor Jesucristo
Amén.
Oh, Dios,
Ayúdanos a estudiar tu Palabra.
No sólo para saber más de nuestro bendito Señor,
sino también para conocerlo.
No sólo para aprender acerca de él,
sino para encontrarnos con él.
Que no sólo crezcamos en conocimiento,
sino que también aumente nuestro amor.
Que no sólo lo amemos con el corazón,
sino que también lo obedezcamos con la vida.
De tal modo que, al conocerlo,
y amarlo, y obedecerlo,
podamos también decir:
Para mí el vivir es Cristo.
Esto lo pedirnos confiados en tu amor.
Amén.
Oh, Dios.
Concédenos persistencia al estudiar tu Palabra
para que no abandonemos su estudio
hasta penetrar en su significado.
Aleja de nosotros el prejuicio,
pues cerraría nuestros ojos a la verdad.
Nunca nos permitas
amar a los sistemas más que a ti.
Y concédenos luego humildad
para aceptar y obedecer
tus enseñanzas y mandamientos,
por medio de Cristo nuestro Señor.
Amén.
Oh, Dios y Padre nuestro,
al leer tu Palabra
y contemplar tu santidad,
concédenos humildad,
y dános consuelo
al recordar tu misericordia.
Humíllanos
al darnos cuenta de nuestra bajeza
y restáuranos al contemplar tu amor.
Ayúdanos, con tu palabra,
a conocer nuestro pecado
y encontrar a nuestro Salvador.
Por Cristo, nuestro Señor.Amén.
Oh, Dios y Padre nuestro,
en el estudio de tu Palabra
ayúdanos a encontrar orientación
en nuestros problemas,
fortaleza en nuestras tentaciones,
poder en nuestras tareas,
consuelo en nuestras aflicciones,
y tu compañía en nuestra soledad.
Que cuando sintamos pereza y letargo,
tu Palabra nos lleve a pensar y actuar.
Que, cuando estemos inquietos y distraídos,
tu Palabra calme nuestro turbado corazón
con la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Al estudiar tu palabra, abre tu mano
y suple toda necesidad nuestra
mediante Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Fuente:
William Barclay
Introducción a La Biblia
páginas 9-10
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