PREPARACIÓN PARA LA CONFESIÓN POR SAN JUAN DE KRONSTADT


 PREPARACIÓN PARA LA CONFESIÓN POR SAN JUAN DE KRONSTADT

Yo, un alma pecadora, confieso a nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo, todas mis malas acciones que he hecho, dicho o pensado desde el bautismo hasta el día de hoy.

No he guardado los votos de mi bautismo, pero me he hecho indeseable ante el rostro de Dios.

He pecado ante el Señor por falta de fe y por dudas acerca de la Fe Ortodoxa y la Santa Iglesia; por la ingratitud por todos los grandes e incesantes dones de Dios; Su longanimidad y Su providencia por mí, un pecador; por falta de amor al Señor, así como por miedo, por no cumplir los Santos Mandamientos de Dios y los cánones y reglas de la Iglesia.

No he conservado el amor a Dios y al prójimo ni me he esforzado lo suficiente, por pereza y descuido, en aprender los Mandamientos de Dios y los preceptos de los Santos Padres.

He pecado: al no orar en la mañana y en la tarde y en el transcurso del día; al no asistir a los servicios o al venir a la Iglesia sólo a medias, con pereza y descuido; al conversar durante los servicios, al no prestar atención, al dejar que mi mente divague y al alejarme de la Iglesia antes de la despedida y la bendición.

He pecado al juzgar a miembros del clero.

He pecado por no respetar las Fiestas, romper los Ayunos y por inmoderarme en comida y bebida.

He pecado por la importancia personal, la desobediencia, la obstinación, la justicia propia y la búsqueda de aprobación y alabanza.

He pecado por incredulidad, falta de fe, dudas, desesperación, desaliento, pensamientos abusivos, blasfemia y juramento.

He pecado por el orgullo, una alta opinión de mí mismo, el narcisismo, la vanidad, la vanidad, la envidia, el amor a la alabanza, el amor a los honores y por darme aires.

He pecado: juzgando, murmuraciones maliciosas, enojo, recordando las ofensas que me han hecho, odio y devolviendo mal por mal; por la calumnia, los reproches, la mentira, la picardía, el engaño y la hipocresía; por los prejuicios, las discusiones, la terquedad y la renuencia a ceder el paso al prójimo; por el regodeo, el rencor, las burlas, los insultos y las burlas; por el chisme, por hablar demasiado y por un discurso vacío.

He pecado por la risa innecesaria y excesiva, por injuriarme y insistir en mis pecados anteriores, por un comportamiento arrogante, insolencia y falta de respeto.

He pecado al no mantener bajo control mis pasiones físicas y espirituales, al disfrutar de pensamientos impuros, libertinaje y falta de castidad en pensamientos, palabras y andanzas.

He pecado por la falta de resistencia a mis enfermedades y dolores, por la devoción a las comodidades de la vida y por estar demasiado apegado a mis padres, hijos, parientes y amigos.

He pecado endureciendo mi corazón, teniendo una voluntad débil y no forzándome a hacer bueno.

He pecado por la avaricia, el amor al dinero, la adquisición de cosas innecesarias y el apego inmoderado a las cosas.

He pecado por la autojustificación, por desatender las advertencias de mi conciencia y por no confesar mis pecados por negligencia o falso orgullo.

He pecado muchas veces por mi Confesión: menospreciar, justificar y callar sobre los pecados.

He pecado contra los Misterios Santísimos y Creadores de Vida del Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor al venir a la Sagrada Comunión sin humildad ni temor de Dios.

He pecado de hecho, palabra y pensamiento, a sabiendas y sin saberlo, de buena gana y de mala gana, de forma reflexiva y sin pensar, y es imposible enumerar todos mis pecados debido a su multitud. Pero me arrepiento de verdad de estos y de todos los demás que no mencioné por mi olvido y pido que sean perdonados por la abundancia de la Misericordia de Dios.

Fuente: http://www.orthodox.net/confess/confmed.html


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