Tu cruz
es la puerta de todos los misterios.
concédeme,
oh Dios, la misericordia del silencio,
experimentar
lo que sólo engendra el silencio,
aquello
que las lenguas no pueden decir.
Quiero
amar el silencio que me une a ti
y regar
con él las raíces de mi alma.
la
oración contigo es puerto, fuente, arca, ancla,
luz,
bastón, refugio, medicina, escudo.
Dame las
palabras de la experiencia
que los
mercaderes de palabras no pueden vender,
aquellas
palabras que en tiempo de tinieblas
recuerde para no caer.
si no me
conozco, soy hombre perdido:
examinaré
cada día mi corazón
para que
no se apague el calor de mi alma.
déjame
sentir mis pecados y mi debilidad,
ser
sensible al mal que hago,
para que
todo lo que haga
nazca de
la humildad y sea bello.
Tú me ayudas a no desesperar
cuando suceden las tentaciones,
¿qué
comerciante viaja por mares
sin
sufrir pérdidas?
tú me
llamas para que,
cuando
esté herido no me dé la vuelta.
tú te
preocupas en extremo por mí,
tu bondad
supera lo que te pido,
tu
compasión es mayor que mis razones.
Nunca me
desbordan pruebas
para las
que no me hayas dado un don.
cuando me
siento humillado
me rodeas
y abrazas con tu misericordia
y tras tu
ayuda mi alma se sobrecoge
en el
asombro y el silencio.
Al amar a
los pobres encuentro la misericordia
hazme
amar inflamado por la creación entera,
no ver a
ninguna criatura sin sentir que la
compasión
inmensa impregna mi corazón,
que se
enternece incluso,
ante las
pequeñas penas de los demás.
nutre mi
alma con misericordia
como el
aceite a la lámpara
porque
nada acerca mi corazón más a ti
que
la caridad.
Hazme
amar la pobreza que recoge
el
pensamiento y lo libra de la dispersión,
aléjame
de la sobreabundancia
que trae
la confusión,
hazme
romper con el exceso de cosas
que
disipan mi quietud interior.
No quiero
discutir con quien no conoce la verdad
pero
tampoco esconderla a quien desea conocerla
aunque
también sé que quien no ha bebido vino
no se
embriaga porque le hablen de él.
Donde
habita el espíritu, tu verdad no es motivo
de
contienda ni griterío
sino de
paz, amor y humildad,
pero sean
cuales sean los caminos de los hombres
no
encontraremos paz hasta que no lleguen
al lugar
de tu esperanza, oh, señor.
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