SALMO DE SAN ISAACC DE NINIVE

 

Tu cruz es la puerta de todos los misterios. 

concédeme, oh Dios, la misericordia del silencio, 

experimentar lo que sólo engendra el silencio, 

aquello que las lenguas no pueden decir. 

 

Quiero amar el silencio que me une a ti

y regar con él las raíces de mi alma. 

la oración contigo es puerto, fuente, arca, ancla,   

luz, bastón, refugio, medicina, escudo. 

 

Dame las palabras de la experiencia 

que los mercaderes de palabras no pueden vender, 

aquellas palabras que en tiempo de tinieblas

 recuerde para no caer.

si no me conozco, soy hombre perdido: 

examinaré cada día mi corazón 

para que no se apague el calor de mi alma. 

déjame sentir mis pecados y mi debilidad, 

ser sensible al mal que hago,

para que todo lo que haga

nazca de la humildad y sea bello. 

 

Tú me ayudas a no desesperar                                                                                             

cuando suceden las tentaciones, 

¿qué comerciante viaja por mares

sin sufrir pérdidas? 

tú me llamas para que,

cuando esté herido no me dé la vuelta. 

tú te preocupas en extremo por mí, 

tu bondad supera lo que te pido, 

tu compasión es mayor que mis razones. 

 

Nunca me desbordan pruebas

para las que no me hayas dado un don. 

cuando me siento humillado

me rodeas y abrazas con tu misericordia 

y tras tu ayuda mi alma se sobrecoge

en el asombro y el silencio.

 

Al amar a los pobres encuentro la misericordia 

hazme amar inflamado por la creación entera, 

no ver a ninguna criatura sin sentir que la 

compasión inmensa impregna mi corazón, 

que se enternece incluso,

ante las pequeñas penas de los demás. 

nutre mi alma con misericordia

como el aceite a la lámpara 

porque nada acerca mi corazón más a ti

que la caridad. 

 

Hazme amar la pobreza que recoge

el pensamiento y lo libra de la dispersión, 

aléjame de la sobreabundancia

que trae la confusión, 

hazme romper con el exceso de cosas

que disipan mi quietud interior. 

 

No quiero discutir con quien no conoce la verdad 

pero tampoco esconderla a quien desea conocerla 

aunque también sé que quien no ha bebido vino 

no se embriaga porque le hablen de él. 

 

Donde habita el espíritu, tu verdad no es motivo

de contienda ni griterío 

sino de paz, amor y humildad, 

pero sean cuales sean los caminos de los hombres 

no encontraremos paz hasta que no lleguen

al lugar de tu esperanza, oh, señor.

 

 

 

 



 

 

 

 


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