Una oración para la Mañana. Oración de San Eustracio. Jueves 8 de mayo de 2025
Te alabo profundamente, Señor, porque has considerado mi humildad y no me has entregado en manos de mis enemigos, sino que has aliviado mi alma de sus necesidades.
Ahora, Maestro, que tu mano me ampare y tu gracia descienda sobre mí, pues mi alma está angustiada y dolorida por la partida de este cuerpo, para que el designio final del adversario no la alcance y la haga tropezar en la oscuridad por los pecados desconocidos y conocidos que he acumulado en esta vida.
Ten piedad de mí, Maestro, y no permitas que mi alma vea el rostro oscuro de los espíritus malignos, sino que sea recibida por tus ángeles resplandecientes.
Glorifica tu santo nombre y, por tu poder, preséntame ante tu divino tribunal. Cuando sea juzgado, no permitas que la mano del príncipe de este mundo me agarre, ni me arroje, pecador, a las profundidades del infierno, sino apóyame y sé mi salvador y mediador.
Ten piedad, Señor, de mi alma, contaminada por las pasiones de esta vida, y recíbela purificada por la penitencia y la confesión, porque eres bendito por los siglos de los siglos. Amén.
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