Una Oración para la mañana. Salmo 40 Expectantes expectavi. Miércoles 16 de Julio.
Salmo 40 Expectantes expectavi
1 Pacientemente esperé al Señor, *y se inclinó hacia mí, y oyó mi llamado.
2 Me sacó del pozo de la desesperación, del cieno y del lodo; Puso mis pies sobre la roca y aseguró mi equilibrio.
3 Puso en mi boca un cántico nuevo, un cántico de acción de gracias a nuestro Dios.
4 Muchos lo verán y temerán, *y pondrán su confianza en el Señor.
5 Bienaventurado el hombre que puso en el Señor su esperanza, *
y no ha mirado a los soberbios, ni a los que andan con mentira.
6 Oh Jehová, Dios mío, grandes son las maravillas que has realizado, y también tus pensamientos para con nosotros; * No hay nadie que pueda compararse contigo.
7 Si yo los anunciase y hablase acerca de ellos, * Serían más de lo que puedo expresar.
8 Sacrificio y ofrenda no te agradan, * pero me has abierto los oídos.
9 Holocaustos y expiaciones por el pecado no has exigido, Y entonces dije: “He aquí, yo vengo;
10 En el rollo del libro está escrito de mí: Que me deleito en hacer tu voluntad, oh Dios mío; “En verdad, tu ley está dentro de mi corazón.”
11 Yo he publicado tu justicia en la gran congregación; *He aquí que yo no refrenaré mis labios, oh Jehová, y tú lo sabes.
12 No he escondido tu justicia dentro de mi corazón; Mi charla ha sido de tu verdad y de tu salvación.
13 No he ocultado tu misericordia y tu verdad, * de la gran congregación.
14 No retires de mí, oh Jehová, tu misericordia; * Que tu bondad y tu verdad me guarden siempre.
15 Porque me han rodeado innumerables males, y mis pecados me han dominado de tal manera que no puedo levantar la vista; *He aquí, son más numerosos que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me ha desmayado por completo.
16 Oh Señor, ten a bien librarme; * Date prisa, oh Señor, en ayudarme.
17 Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida para destruirla; Que sean echados hacia atrás y reprendidos quienes me desean mal.
18 Queden desolados y retribuidos con vergüenza, *que me dicen: “Ajá, ajá”.
19 Que se alegren y se regocijen en ti todos los que te buscan; *
y digan siempre los que aman tu salvación: «El Señor sea alabado».
20 En cuanto a mí, soy pobre y necesitado, * pero el Señor cuida de mí.
21 Tú eres mi ayudador y mi libertador; * No te detengas, oh Dios mío.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. * Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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