GRAN CANON DE SAN ANDRES. MIERCOLES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

 


El miércoles de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes de cada tropario nos signamos y nos inclinamos tres veces.

 

ODA 1, Tono 6

  

Hirmo: El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios y le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzare, porque gloriosamente se ha glorificado.

 

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

 

 

Desde mi juventud, Cristo, he rechazado tus mandamientos. He pasado toda mi vida sin cuidado y sin pensar, como esclavo de mis pasiones. Por eso, Salvador, te clamo, antes del fin siquiera, sálvame.

 

En mi vejez aún, Salvador, no me envíes vacío al hades, mientras me postro ante tus puertas. Mas, antes del fin, en tu amor a los hombres, condeme remisión de mis caídas.

 

He desperdiciado mis bienes en libertinaje, Salvador, y estoy desnudado de virtudes y de piedad; más hambriento te clamo: Padre de misericordias, prevén y ten compasión de mí. (Lucas 15: 13, 17)

 

Soy el que por mis pensamientos caí en manos de ladrones, y ahora estoy todo herido por ellos, lleno de llagas. Estáte, empero, a mi lado, Cristo Salvador, y sáname. (Lucas 10: 30)

 

El sacerdote me vio primero y paso de largo. Luego el levita miro mis sufrimientos y desdeño mi desnudez. Mas estáte tú a mi lado, Jesús, que amaneciste de María, y ten compasión de mí. (Lucas 10: 31-33)

 

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Concédeme la gracia iluminadora de lo alto, que recibiste de la Divina Providencia, a fin de que me escape de la oscuridad de las pasiones y pueda alabar las conmovedoras hazañas de tu vida.

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

A la Trinidad: Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de compunción.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Teotoquio: Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban, quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora purísima, recíbeme a arrepentido.

 

ODA 2

 

Hirmo: Escuchad, cielos, y hablaré y cantaré de Cristo, que vino en la carne a habitar entre nosotros, la cual tomo de la Virgen.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

 

He tropezado y caído como David, careciendo de disciplina, y estoy cubierto de inmundicia; más láveme, Salvador, con mis lágrimas. (II Reyes [II Samuel] 11: 1-4)

 

No tengo lágrimas, ni penitencia ni compunción. Mas, siendo Dios, Salvador, concédeme éstos.

 

He perdido mi belleza y donaire pristinos; ahora yazgo desnudo y estoy avergonzado.

 

No me cierres tu puerta, entonces, Señor, Señor, s ábremela a que me arrepiento ante ti.(Mateo 25: 11)

 

Presta oído a los suspiros y gemidos de mi alma, y acepta las lágrimas de mis ojos, Salvador, y sálvame.

 

Amador de los hombres, que quieres que todos seamos salvos, en tu bondad, hazme volver y recíbeme a mí que me arrepiento. (I Timoteo 2: 4)

 

Responso: Santísima Deípara, sálvanos.

 

Teotoquio: Inmaculada Madre de Dios, única Virgen alabadísima, ruega con fervor que seamos salvos.

 

Otro hirmo: Ved, ved, que soy Dios, que hice que lloviera maná, y que rebosara agua de la peña de antaño para mi pueblo en el desierto, únicamente por mi diestra y por mi potencia.

 

Ve, ve que soy Dios; presta oído, alma mía, al Señor que te llama y despréndete de tu antiguo pecado, y témele como al Vengador y como a tu Juez y Dios. (Deuteronomio 32: 35; Hebreos 10: 30)

 

¿A quién te pareces, alma pecaminosa? De cierto al primer Caín y al inicuo Lamec. Pues has apedreado tu cuerpo de hechos malos, y has asesinado tu espíritu con deseos irracionales. (Génesis 4; 4: 23)

 

Repasando a todos los que vivieron antes de la ley, alma mía, no has sido como Set, ni has imitado a Enós, ni a Enoc para ser trasladado como él, ni a Noé. Has sido visto despojado de la vida de los justos. (Génesis 5)

 

solo has abierto los diluvios de la ira de Dios, alma mía, y has inundado toda tu carne, tus acciones y tu vida a semejanza de la tierra de antaño, y has quedado fuera del arca de salvación. (Génesis 6-8)

 

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

A María: Con todo anhelo y amor acudiste a Cristo, abandonando tu antiguo camino de pecado. Siendo alimentada en el desierto intransitado, has guardado castamente sus divinos mandamientos.

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

A la Trinidad: Trinidad sin origen, increada, Unidad indivisible, recíbeme arrepentido, sálvame pecaminoso. Soy tu creación, no me desprecies, más redímeme y libérame del fuego de condenación.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Teotoquio: Señora inmaculada, Madre de Dios, esperanza de los que se refugian en ti, puerto de los afligidos, consígueme gracia del Misericordioso, tu Hijo y Creador, por tus preces.

 

ODA 3

 

Hirmo: Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, Oh Cristo.

 

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

 

No has heredado la bendición de Sem, alma miserable, ni has recibido los grandes bienes como Jafet en la tierra de remisión. (Génesis 9: 26-27)

 

Salte, alma mía, del pecado, de la tierra de Harán. Entra en la tierra de la vida eterna que fluye incorrupción, la que heredó Abrahán. (Génesis 12: 4)

 

Has oído, alma mía, como Abrahán de antaño salió de la tierra de sus padres y se hizo nómada. Imita su resolución. (Génesis 12: 1)

 

En el encinar de Mambre el Patriarca recibió a los Angeles y heredó en su vejez los residuos de la promesa. (Génesis 18: 1)

 

Sabiendo, alma miserable, como Isaac fue ofrecido al Señor como nuevo sacrificio y holocausto, imita su resolución. (Génesis 22: 2)

 

Has oído de Ismael -- vigila, alma mía -- quien fue echado fuera como hijo de una sierva. Guárdate de no sufrir algo semejante por tu lujuria. (Génesis 21: 10)

 

 

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

 

 

A María: Estoy abrumado por las olas y la resaca de mis pecados, Madre. Mas, guíame ahora con seguridad, y condúceme al puerto de arrepentimiento divino.

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

A la Trinidad: Trinidad, Unidad, Dios, sálvame -del engaño y de la tentación y de lo que me aflige.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Teotoquio: Salve, seno portador de Dios. Salve, trono del Señor. Salve, Madre de nuestra vida.

 

 

ODA 4

 

Hirmo: El Profeta oyó de tu venida, Señor, y de que habías de nacer de la Virgen y aparecer a los hombres. Tuvo miedo y clamó: He oído tus nuevas y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Habacuc 3: 2)

 

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Mi cuerpo es manchado, mi espíritu agobiado, y estoy cubierto de llagas. Mas, como Médico, Cristo, sana, lava y limpia mi cuerpo y mi espíritu con penitencia, y hazme, Salvador, más puro que la nieve.

 

Pusiste tu cuerpo y sangre por todos, Verbo crucificado: tu cuerpo para renovarme, tu sangre para lavarme, y encomendaste tu espíritu, Cristo, para llevarme al Padre.

 

Has obrado salvación en medio de la tierra, Creador misericordioso, para que seamos salvos. Fuiste crucificado de tu propia voluntad en el madero; el Edén cerrado está abierto; todo lo que está en lo alto y abajo, la creación y todos los pueblos están salvados y te adoran. (Salmo 73[74] 12)

 

Que la sangre y el agua que brotaron de tu costado sean para una fuente y bebida de perdón, para que sea limpiado, ungido y resfrescado por las dos como por bebida y unción de tus palabras vivientes, oh Verbo. (Juan 19: 34; Hechos 7: 38)

 

La Iglesia ha adquirido tu vivificante costado por cáliz, del cual brota para nosotros el doble torrente de perdón y conocimiento como tipo de los dos testamentos, Salvador nuestro.

 

Estoy privado de la cámara nupcial, estoy privado de las bodas y de la cena. Mi lámpara se ha extinguido por falta de aceite, se cer la puerta mientras yo dormía; la cena está consumida, y yo atado de manos y pies, estoy echado fuera. (Mateo 25; Lucas 14: 7-35; Mateo 22: 1-14)

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

A la Trinidad: Te confieso como indivisible en esencia; inconfundible en Personas, Divinidad Tri-una, co-entronizada, y co-reinante, te canto el himno cantado tres veces en lo alto.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Teotoquio: Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas permaneces virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes de la naturaleza, y tu seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.

 

ODA 5

 

Hirmo: De noche me levanto temprano buscándote; ilumíname, te suplico, Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame, Salvador, a hacer tu voluntad.

 

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

 

! Qué angustiado en carácter me he vuelto, en alma y cuerpo, como Janes y Jambres en amargo servicio del Faraón, y mi mente es hundida; más ayúdame, ¡Señor! (Éxodo 7: 11; II Timoteo .3: 8)

 

Yo que soy miserable, he sumergido mi esritu an el cieno; límpiame, Señor, te ruego, con el baño de mis lágrimas, y haz más blanca que la nieve la vestidura de mi carne. (Salmo 50 [51]: 7}

 

Al repasar mis hechos, Salvador, veo que he sobrepasado a todos en pecados; porque a sabiendas he pecado, entendiendo y no ignorando.

Conserva, conserva, Señor, tus obras. He pecado; perdóname, pues solo eres puro de naturaleza y aparte de ti no hay ninguno sin corrupción. (Job 15: 15; I Pedro 3: 21)

 

Por mi causa, Dios, tomaste mi forma e hiciste milagros, curando leprosos, fortaleciste paralíticos y detuviste el flujo de sangre de la mujer, cuando toco el borde de tu manto. (Filipenses 2: 6; Mateo 4: 24; Lucas 8: 43-48)

 

Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.

 

A María: Habiendo cruzado las corrientes del Jordán, hallaste reposo evitando los mortales placeres de la carne, de éstos liranos también, por tus preces, santa Madre.

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 


A la Trinidad: A ti te glorificamos, Trinidad, un Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser siempre adorada.

solo Dios, Santo, sencillo, Unidad

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Teotoquio: De ti, purísima Doncella, Madre y Virgen, Dios que creo los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se un a mismo la naturaleza humana.

 

 

ODA 6

 

Hirmo: Cla con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde el abismo y levan mi vida de la corrupción.

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

 

Levántate y sal a pelear contra las pasiones de la carne, como lo hizo Josué contra Amalee, y vence a los gabaonitas, que son pensamientos engañosos. (Éxodo 17: 8; Jos 8: 21)

 

Atraviesa la naturaleza fluyente del tiempo, como de antaño el arca de la alianza, y posee la tierra de la promesa, alma mía. Es el mandamiento de Dios. (Jos 3: 15-17; Deuteronomio 1: 8)

 

A como salvaste a Pedro cuando clamó, Sálvame, prevén y sálvame de la fiera, extiende tu mano, y condúceme del abismo del pecado. (Mateo 14: 30-31; I Corintios 15: 32)

 

Conózcote como puerto tranquilo, Señor, Cristo Señor; mas prevén y libérame de los insondables abismos del pecado y de la desesperación.

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

A la Trinidad: Yo soy Trinidad, simple e indivisible, en Personas dividida. Yo soy Unidad, unida por naturaleza, dice el Padre, el Hijo y el Espíritu Divino.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

Teotoquio: Tu seno engendro a Dios por nosotros, al que tomó nuestra forma. Suplícale al Creador de todo, Deípara, que por tu intercesión seamos justificados.

 

Señor, ten piedad. (3) Gloria...Y ahora...

 

Contaquio, tono 6

 

Alma mía, alma mía, levántate. ¿Por qué duermes? El fin es cercano, y serás confundida. Despiértate, pues, y vigilante, a fin de que te salve Cristo Dios nuestro, que está en todas partes y todo lo llena.

 

 

ODA 7

 

 

Hirmo: Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante Ti, no hemos vigilado ni hemos hecho lo que nos mandaste. Mas no nos abandones fi-nalmente, Dios de nuestros padres.

 

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

Has acrecentado los pecados de Manases con premeditación, alma mía, poniendo                  tus     pasiones     como ídolos      y multiplicando abominaciones. Mas ahora imita su arrepentimiento y adquiere compunción. (IV Reyes [II Reyes] 21: 2; II Crónicas 33)

 

¡Ay! alma mía, has rivalizado a Acab en iniquidades; te has hecho alojamiento de polución carnal y vergonzosa vasija de pasiones. Mas gime desde tus entrañas y confiesa tus pecados a Dios. (III Reyes [I Reyes] 16: 30)

 

El cielo está cerrado para ti, alma mía, y te ha llegado el hambre de Dios, porque como Acab de antaño has sido desobediente a las palabras de Elías Tesbita. Mas como la mujer de Sarepta y da de comer al alma del Profeta. (III Reyes[I Re-yes] 17)

 

Elías una vez hizo consumir de fuego a cincuenta y a otros cincuenta de los lacayos de Jezebel, e hizo degollar a sus profetas vergonzosos, para reproche de Acab. Mas evita la imitación de ambos, alma a, y fortalécete.

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

 

A la Trinidad: Trinidad simple e indivisible, , de una esencia y de una naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios de todo.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Teotoquio: Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara, porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.

 

ODA 8

 

Hirmo: A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen todo lo que tiene aliento y toda la creación por todos los siglos.

 

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

 

Justo Juez y Salvador, ten piedad de mí, líbrame del fuego, de la amenaza y del juicio venidero, que yo debo sufrir justamente. Perdóname antes del fin, por virtud y penitencia.

 

Como el ladrón, clamo, Acuérdate de mí. Como Pedro lloro amargamente; libérame, Salvador. Gimo como el publicano. Lamento como la ramera. Acepta mis lágrimas como las de la mujer cananea. (Mateo 15: 22; Lucas 23: 42; 22: 62; 18: 13; 7: 37-38)

 

Sana, Salvador, la polución de mi alma humillada, Tú que eres el único Sanador. Aplícame la venda                   y aceite y vino -- frutos de arrepentimiento, compunción y lágrimas. (Lucas 10: 34; Mateo 3: 8)

 

Imitando a la mujer cananea, yo también clamo, Ten piedad de mí, Hijo de David. Toco el borde de tu manto como la mujer con flujo de sangre. Lloro como Marta y María por Lázaro. (Mateo 15: 22; 9: 20; Juan 11: 19, 31)

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

 

A la Trinidad: Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso, Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno, Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Teotoquio: Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honramos, pues, como verdaderamente Deípara.

 

ODA 9

 

Hirmo: Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin corrupción de la Madre virgen, pues la navidad de Dios renueva la naturaleza. Y en todas las generaciones te magnificamos como ortodoxos, Madre y Esposa de Dios.

 

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

 

Cristo Verbo sano enfermedades, predico el evangelio a los pobres, curo a los cojos, comió con publicanos, conversó con pecadores, y por un toque de la mano, le devolvió la vida, ya partida, a la hija de Jairo. (Lucas 4: 17-19; 5: 27-30; Marcos 5: 22-24; 35-43)

 

El publicano fue salvado, la ramera fue purificada, más el fariseo, por vanagloria, fue condenado. El primero dijo, Se misericordioso, el segundo, Ten piedad de mí, y el último jactándose, clamo, Dios, te doy gracias, y luego palabras necias. (Lucas 7: 36-50; 18: 9-14)

 

Zaqueo era publicano, más fue perdonado; Simón el fariseo se vio contrariado, más la ramera recibió perdón liberante de Aquel que tiene poder de perdonar pecados. Alma mía, consigue perdón de El. (Lucas 19: 1-10; 7: 36-50)

 

Tú, alma miserable, no has emulado a la ramera, que trajo un frasco de alabastro con perfume y ung los pies del Salvador con sus lágrimas y los enjugó con sus cabellos. El anuló el acta del decreto que había contra ella. (Lucas 7: 37-38; Colosenses 2: 14)

 

sabes cómo los pueblos, a los que Cristo dio el evangelio, fueron malditos. Teme este ejemplo, alma mía, y no seas como ellos, pues el Señor los compa con los sodomitas y los condenó al infierno. (Lucas 10: 13-15)

 

No te hagas peor por desesperación que la mujer cananea, alma mía, porque has oído de su fe, por la que fue sanada su hija por Dios Verbo. Clama a Cristo como ella de lo profundo de tu corazón, Hijo de David, sálvame. (Mateo 15: 22)

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

 

A la Trinidad: Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y luz a los confines de la tierra.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Teotoquio: Socorre a tu ciudad, inmaculada. Deípara, pues por ti reina fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota toda tentación y prueba, cautivando al enemigo y rigiendo sobre sus súbditos.

 

 

Responso:        Venerable Padre Andrés, intercede ante Dios por nosotros.

 

A Andrés: Venerable Andrés, Padre, tres veces bendito, Pastor de Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que El libre de la ira, opresión y corrupción y de nuestros innumerables pecados a los que fielmente honramos tu memoria.

 

 

Y otra vez el hirmo: Inefable fue... Y el resto de Completas Mayores

 

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