oración de la noche. sábado 1 de febrero de 2025
INICIO
El
Oficiante comienza:
Oficiante: El Señor Todopoderoso nos conceda
una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.
Oficiante: Nuestro auxilio está en el Nombre
del Señor;
Pueblo:
Que
hizo el cielo y la tierra.
Rito De Penitencial:
Oficiante: Confesemos
humildemente nuestros pecados a Dios todopoderoso.
Puede guardarse un período de silencio. En este momento es oportuno hacer
un examen de conciencia o revisión de la jornada.
Oficiante y Congregación:
Confesión del Pecado 1
Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado
contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que
hemos dejado de hacer.
No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado
a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos
arrepentimos.
Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros
y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos,
para gloria de tu Nombre. Amén.
Oficiante y Congregación:
Que Dios todopoderoso nos conceda
el perdón de todos nuestros pecados y la gracia y el consuelo del Espíritu
Santo. Amén.
Invitatorio y Salterio
†
(se hace
la señal de la cruz mientras se dice:)
Oficiante:
Señor, abre
nuestros labios;
Pueblo: y nuestra boca proclamará tu
alabanza.
Oficiante: Dios
mío, ven en mi auxilio;
Pueblo:
Señor,
date prisa en socorrerme.
Oficiante: Gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo;
Pueblo:
Como
era al principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oficiante: Alabemos al Señor.
Pueblo:
Sea
alabado El Nombre Del Señor.
Oficiante: La
tierra es del Señor porque El la hizo: *
Pueblo:
Vengan,
adorémosle.
Invitatorio
Salmo 91:1-16
1 El que habita a la abrigo del Altísimo
*
se acoge a la sombra del Todopoderoso.
2 Yo le digo a la Señor: «Tú eres mi
refugio, *
mi fortaleza, el Dios en quien confío».
3 Sólo él puede librarte de las trampas
del cazador *
y de mortíferas plagas,
4 pues te cubrirá con sus plumas *
y bajo sus alas hallarás refugio.
¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte!
5 No temerás el terror de la noche, *
ni la flecha que vuela de día,
6 ni la peste que acecha en las sombras
*
ni la plaga que destruye a mediodía.
7 Podrán caer mil a tu izquierda, *
y diez mil a tu derecha, pero a ti no te
afectará.
8 No tendrás más que abrir bien los
ojos, *
para ver a los impíos recibir su
merecido.
9 Ya que has puesto al Señor por tu
refugio, *
al Altísimo por tu protección,
10 ningún mal habrá de sobrevenirte, *
ninguna calamidad llegará a tu hogar.
11 Porque él ordenará que sus ángeles *
te cuiden en todos tus caminos.
12 Con sus propias manos te levantarán *
para que no tropieces con piedra a
laguna.
13 Aplastarás a la león y a la víbora; *
¡hollarás fieras y serpientes!
14 «Yo lo libraré, porque él se acoge a
mí; *
lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
15 Él me invocará, y yo le responderé; *
estaré con él en momentos de angustia;
lo libraré y lo llenaré de honores.
16 Lo colmaré con muchos años de vida *
y le haré gozar de mi salvación».
Salterio
Salmo 31:1-6
1 En
ti, Señor, busco refugio; *
jamás
permitas que me avergüencen;
en tu
justicia, líbrame.
2
Inclina a mí tu oído, *
y acude
pronto a socorrerme.
Sé tú
mi roca protectora, *
la
fortaleza de mi salvación.
3
Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, *
dirígeme
por amor a tu nombre.
4
Líbrame de la trampa que me han tendido, *
porque
tú eres mi refugio.
5 En
tus manos encomiendo mi espíritu; *
líbrame,
Señor, Dios de la verdad.
6 Odio
a los que veneran ídolos vanos; *
yo, por
mi parte, confío en ti, Señor.
Lectura Bíblica
Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas. Porque mi yugo es suave y ligera mi carga. Mateo
11:28-30
Oficiante: En tus manos, oh Señor,
encomiendo mi espíritu;
Pueblo: Porque tú me has
redimido, oh Señor, Dios de verdad.
Oficiante: Guárdame, oh Señor, como a la niña de tus ojos;
Pueblo: Escóndeme bajo la
sombra de tus alas.
Oficiante: Señor, ten piedad de nosotros.
Pueblo: Cristo, ten piedad de
nosotros
Oficiante: Señor, ten piedad de
nosotros.
Cántico Evangélico
Ant: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos,
para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
†
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en
paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos
los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Sálvanos, Señor,
despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos
en paz.
Oficiante y Pueblo:
PADRE
NUESTRO
Padre nuestro que estás en
el cielo,
santificado
sea tu Nombre,
venga
tu reino, hágase tu voluntad,
en
la tierra como en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día.
Perdona
nuestras ofensas,
como
también nosotros perdonamos
a
los que nos ofenden.
No
nos dejes caer en tentación
y
líbranos del mal.
Porque
tuyo es el reino,
tuyo
es el poder,
y
tuya es la gloria,
ahora
y por siempre. Amén.
Oficiante: Oh
Señor, escucha nuestra oración
Pueblo: Y
llegue hasta ti nuestro clamor.
Oficiante: Oremos.
Sé presente, oh Dios
misericordioso, y protégenos durante las horas de esta noche, para que
nosotros, que estamos cansados por
los cambios y azares de esta vida, podamos descansar en tu eterna
inmutabilidad; por Jesucristo nuestro Señor.
Oficiante: Señor,
muéstranos tu misericordia
Pueblo: Y danos tu salvación.
Oficiante: Señor,
guía a los que nos gobiernan;
Pueblo: Y
guíanos por el camino de la justicia y la verdad.
Oficiante: Viste
a tus ministros de justicia;
Pueblo: Y
deja que tu Pueblo cante con alegría.
Oficiante: Señor,
salva a tu Pueblo
Pueblo: y
bendice tu herencia.
Oficiante: Da
paz en nuestro tiempo, oh Señor;
Pueblo: y
defiéndenos con tu gran poder.
Oficiante: No
dejes que el necesitado, oh Señor, sea olvidado;
Pueblo: ni
la esperanza de los pobres sea quitada.
Oficiante:
Crea
en nosotros corazones limpios, oh Dios;
Pueblo: Y
no nos quites tu Santo Espíritu.
Final
Te damos gracias, oh Dios, por
revelarnos a tu Hijo Jesucristo a través de la luz de su resurrección:
Concédenos que mientras cantamos tu gloria al final de este día, nuestra
alegría abunde en la mañana cuando celebremos el misterio pascual; por Jesucristo
nuestro Señor.
Amén.
Oficiante:
Bendigamos al Señor.
Pueblo: Gracias a Dios.
El oficiante
concluye con lo siguiente:
Oficiante: El
Señor todopoderoso y misericordioso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga
y nos guarde, esta noche y siempre.
Pueblo: Amén.
†
Comentarios
Publicar un comentario