GRAN CANON DE SAN ANDRES. LUNES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

 


El lunes de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes de cada tropario nos signamos y nos inclinamos tres veces.


 ODA 1, Tono 6

  

Hirmo: El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios y le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzare, porque gloriosamente se ha glorificado.

  

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de (y así después de cada tropario).

  

¿Dónde comenzaré a lamentar los hechos de mi miserable vida? ¿Qué primicia ofreceré, Cristo, de esta lamentación? Mas, como eres compasivo, concédeme perdón de mis pecados.

  

Ven, alma miserable, con tu cuerpo, y confiesa al Creador de todo. En adelante deja tu antigua bestialidad y ofrece a Dios lágrimas de penitencia.

  

A Adán que fue creado primero,               le he rivalizado con mis transgresiones. Se que estoy desnudado de Dios y del reino eterno y de la felicidad a causa de mis pecados. (Génesis 3)

!Ay de ti, miserable alna! ¿por qué te pareces a la primera Eva? Pues has mirado inicuamente y has sido amargamente herida. Tocaste el árbol y probaste audazmente la fruta prohibida.

 

La Eva de mi espíritu ha tomado el lugar de la Eva física bajo la forma de pensamientos apasionados y carnales, que me prometen dulzura, más me hacen gustar amargura.


Fue justamente desterrado Adán del Edén por no haber guardado un mandamiento, Salvador, Mas ¿q he de sufrir yo, que siempre desecho tus palabras vivificantes? (Hebreos 12: 25; Génesis 3: 23)

  

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

  

A la Trinidad: Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de compunción.

  

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

  

Teotoquio: Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban, quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora purísima, recíbeme a arrepentido.


ODA 2


Hirmo: Escuchad, cielos, y hablaré y cantaré de Cristo, que vino en la carne a habitar entre nosotros, la cual tomó de la Virgen.

  

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

  

Escuchad, cielos, y hablaré; tierra, inclina tu oído a la voz del que se arrepiente a Dios y que le canta alabanzas.

 Mírame, Dios Salvador mío, con tu ojo misericordioso, y recibe mi ferviente confesión. (Proverbios 15: 3; Salmo 33: 15)

 Mas que todos he pecado. Yo lo he pecado contra ti. Mas, siendo Dios, ten compasión, Salvador, de tu criatura. (I Timoteo 1: 15)

 

 

He labrado la fealdad de mis pasiones por mis deseos carnales. He deformado la hermosura de mi espíritu.

Una tempestad de pasiones me acecha, Señor compasivo. Extiéndeme tus manos a mí también como a Pedro. (Mateo 14: 31)

He manchado el manto de mi carne y he ensuciado tu imagen y semejanza, Salvador.

He oscurecido la hermosura de mi alma con los placeres carnales, y he cambiado mi espíritu haciéndolo lodo.

 

He razgado mi primera vestidura que me tejió el Creador en el principio y por eso estoy postrado y desnudo. (Génesis 3: 21)


Heme puesto una túnica rayada, que me tejió la

serpiente por astucia y estoy avergonzado. (Génesis 3: 4-5)

  

Las lágrimas de la ramera, Señor misericordioso, te las ofrezco yo también. Seme misericordioso, Salvador, en tu compasión. (Lucas 7: 38? 18: 13)

  

Vi la hermosura del árbol y mi espíritu fue seducido; estoy ahora postrado y desnudo y avergonzado. (Génesis 3: 7)

  

Todos los demonios principales de las pasiones me han hecho surcos en mis espaldas y mucho ha durado su tiranía sobre mí. (Salmo 128: 3)

  

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:


A la Trinidad: Te alabo a ti, que eres uno en tres Personas, Dios de todo, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 Teotoquio:          Inmaculada          Deípara,         Virgen        acabadísima,          ora fervientemente que seamos salvos.


ODA 3

 

 

Hirmo: Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, Oh Cristo.

  

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

  

El Señor llovió fuego del Señor, alma mía, y consumió la antigua tierra de Sodoma. (Génesis 19: 24)

  

Escápate al monte, como lo hizo Lot, alma mía, busca refugio a tiempo en Zoar. (Génesis 19: 22)

  

Huye del fuego, alma mía, huye del calor de Sodoma. Corre de la destrucción de la llama divina. (Deuteronomio 4: 24; Hebreos 12: 29)

  

Yo sólo he pecado contra ti, he pecado más que todos, Cristo Salvador mío, no me rechaces.

  

eres el buen Pastor; búscame a mí, que me le desviado. (Juan 10: 11-14)

  

eres mi dulce Jesús, Tú eres mi Creador; en ti, Salvador, seré justificado.

  

Te confieso, Salvador, he pecado, contra ti he pecado, más absuélveme y perdóname en tu compasión.

  

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

  

A la Trinidad: Trinidad, unidad, Dios, sálvame del engaño y de la tentación y de lo que me aflige.

  

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

  

Teotoquio: Salve, seno portador de Dios. Salve, trono del Señor. Salve, Madre de nuestra vida.



ODA 4

 Hirmo: El Profeta oyó de tu venida, Señor, y de que habías de nacer de la Virgen y aparecer a los hombres. Tuvo miedo y clamo, He do tus nuevas y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Habacuc 3: 2)

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

No desprecies tus obras y no abandones tu creación, justo Juez y Amante de los hombres, aunque yo sólo he pecado como hombre más que cualquiera. Mas siendo Señor de todo, tienes potestad de perdonar los pecados. (Marcos 2: 10)

Se acerca el fin, alma mía, se acerca. Mas descuidas y no te preparas. Se abrevia el tiempo. Levántate. Se acerca el Juez a las puertas. Como sueño, como una flor, se pasa el tiempo de esta vida. ¿Por qué nos agitamos en vano? (Mateo 24: 33; Salmo 38: 7)

Vuelve en ti, alma mía. Considera tus hechos, y repásalos delante de tus ojos, y vierte las gotas de tus lágrimas. Cuenta con confianza tus pensamientos y hechos a Cristo, y sé libertado.

 

No hay pecado ni hecho ni vicio de la vida que yo no haya cometido, Salvador. He pecado por pensamiento, palabra, intención, propósito, voluntad y acción, como ningún otro haya hecho.

  

Por eso estoy bajo condenación, yo que soy miserable, sentenciado por mi conciencia, de la que no hay nada más rigoroso, Juez y Redentor mío, que conoces mi corazón, sálvame, líbrame y rescátame a mí, tu siervo.

  

La escala de antaño, la que vio el gran Patriarca, alma mía, es modelo de subimiento por acción y de ascendimiento por sabiduría. Pues, si quieres vivir en actividad, sabiduría y contemplación, renuévate. (Génesis 28: 12; Romanos 12: 2; Tito 3: 5)

  

Por su apremiante necesidad el Patriarca sufrió el ardiente calor del día y aguantó el frío de la noche, día por día avanzando, pastoreando, luchando y trabajando para ganar a dos esposas. (Génesis 29: 16-30; 31: 40)

Por las dos esposas se entienden acción y sabiduría de contemplación: acción por Lea, pues tuvo muchos hijos; por Raquel sabiduría, pues traba mucho; porque sin trabajo, alma mía, ni la acción ni la contemplación logrará éxito.

 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Te confieso como indivisible en esencia, inconfundible en Personas, Divinidad Triuna, co-entronizada, y co-reinante, te canto el himno cantado tres veces en lo alto.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotoquio: Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas permaneces virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes de la naturaleza, y su seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.


ODA 5


Hirmo: De noche me levanto temprano buscándote; iluname, te suplica, Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame, Sal-vador, a hacer tu voluntad.


Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

  

He pasado mi vida siempre en la noche, y la

noche del pecado me ha sido una neblina espesa y oscuridad; Salvador, hazme a mí hijo del día. (Efesios 5: 8)Como Rubén, miserable de mí, he pensado un acto rfido y desobediente contra Dios Alsimo, manchando mi lecho como aquél manchó el de su padre. (Génesis 35: 22; 49: 3-4)

Te confieso, Cristo Rey mío, he pecado, he pecado como los hermanos de José antiguamente, los que vendieron el fruto de la pureza y la castidad. (Génesis 37: 26-27)

El justo José fue entregado por sus hermanos, esa dulce alma fue vendida a la esclavitud, como tipo del Señor; y tú, alma a, te has vendido enteramente a tus vicios. (Génesis 37: 28)

Imita, alma miserable y sin valor, al justo José y a su espíritu puro, y no seas desenfrenado en tus deseos irracionales, siempre transgrediendo. (Génesis 39: 7-23)

 

José, antiguamente habitando un hoyo, Señor Soberano, fue un tipo de tu entierro y resurrección. Mas ¿puedo yo ofrecerte alguna cosa semejante? (Génesis 37)

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

A la Trinidad: A ti te glorificamos, Trinidad, un Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser siempre adorada. solo Dios, Santo, sencillo, Unidad

 

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 Teotoquio: De ti, purísima Doncella, Madre y Virgen, Dios que cr los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se un a mismo la naturaleza humana.


ODA 6


Hirmo: Cla con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde el abismo y levan mi vida de la corrupción.

 Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

  

Sinceramente te ofrezco con intención pura, Salvador, las lágrimas de mis ojos y los mugidos del fondo de mi corazón, clamando: Dios, he pecado contra ti, ten piedad de mí. (Lucas 18: 13)

  

Tú, alma mía, te has rebelado contra el Señor como Datan y Abiram. Mas, con todo tu corazón, clama: Salva, a fin de que una sima abierta de la tierra no te trague. (meros 16: 27-33)

Como becerra cerril aguijoneada a la locura, alma mía,                   te has semejado a Efn. Al vuelo para la acción, decisión y contemplación, salva tu vida como una gacela del lazo.(Oseas 4: 16)

  

Que nos asegure la mano de Moisés, alma mía, puesto que Dios emblanquece y limpia una vida leprosa. Así que no te desesperes si te encuentras leprosa. (Éxodo 4: 6-8)

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

  

A la Trinidad: Yo soy Trinidad, simple e indivisible, en Personas dividida. Yo soy Unidad, u-nida por naturaleza, dice el Padre, el Hijo y el Espíritu Divino.

 Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

  

Teotoquio: Tu seno engendró a Dios por nosotros, al que tomó nuestra forma. Suplícale al Creador de todo, Deípara, que por tu intercesión seamos justificados.

Señor, ten piedad. (3) Gloria...Y ahora...

Contaquio, tono 6

Alma mía, alma mía, levántate. ¿Por qué duermes? El fin es cercano, y serás confundida. Despiértate , pues, y vigilante, a fin de que te salve Cristo Dios nuestro, que está en todas partes y todo lo llena.


ODA 7


Hirmo: Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante Ti, no hemos vigilado ni hemos hecho lo que TÚ nos mandaste. Mas no nos abandones fi-nalmente, Dios de nuestros padres.

 Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

He pecado, he ofendido y he rechazado tu mandamiento, porque continuando en mis pecados, a mis llagas he agregado heridas. Mas, por tu compasión ten piedad de mí, Dios de nuestros padres.

Te he confesado, Juez o, humillación y mi aflicción los secretos de mi corazón. Ve mí y a-tiende a mi juicio. Y por tu compasión, ten piedad de mí, Dios de nuestros padres.

Cuando Saul de antaño perdió las asnas de su padre, encont de paso la proclamación de su reino. Vigila, alma mía, y no olvides, a no ser que prefieras tus deseos bestiales al Reino de Cristo. (I Samuel [I Reyes] 10: 2)

  

Si David, padre de nuestro Divino Señor, pecó dos veces de antaño, alma mía, al ser traspasado por la flecha del adulterio y herido por la lanza del remordimiento por haber matado, tienes enfermedad de voluntad y de tus apetitos más grave que esos hechos. (II Samuel [II Reyes] 11; 12: 1-23)

David una vez juntó pecado con pecado, mezclando su adulterio con asesinato, más inmediatamente ofreció doble arrepentimiento. Mas, tú, alma mía, has hecho cosas más inicuas sin arrepentirte ante Dios.

David compuso de antaño un himno, pintando un cuadro del mal que había hecho, clamando, Ten piedad de mí, porque contra Ti sólo he pecado, que eres Dios de todo. ¡Límpiame! (Salmo 50 [51])

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

 

A la Trinidad: Trinidad simple e indivisible, de una esencia y de una naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios de todo.

  

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 


Teotoquio: Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara, porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.


ODA 8

 Hirmo: A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen todo lo que tiene aliento y toda la creación por todos los siglos.

 Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

  

He pecado, Salvador, ten piedad. Despierta mi espíritu a que se convierta; acéptame a que me arrepiento; ten compasión de mí cuando clamo: Contra Ti sólo he pecado y he hecho transgresiones. ¡Ten piedad de mí!


Elías, el carrocero, subió en la carroza de virtudes a los cielos y fue transportado sobre las cosas mundanales. Contempla, alma mía, su ascenso. (IV Reyes [II Reyes] 2: 11)

  

Eliseo recibió doble gracia al alzar el manto de Elias. Mas tú, alma mía, no has participado de esta gracia a causa de tu incontinencia. (IV Reyes [II Reyes] 2: 9)

Las aguas del Jordán fueron apartadas a uno y a otro lado de antaño por Eliseo por medio del manto de Elias. Mas tú, alma mía, no has participado de esta gracia a causa de tu incontinencia. (IV Reyes [II Reyes; 2: 14)

La sunamita de antaño de buena voluntad recibió al justo -Eliseo. Mas tú, alma mía, no has recibido en tu casa ni a forastero ni a viajero. Por eso, serás echada lamentando de la cámara nupcial. (IV Reyes [II Reyes] 4: 8)

Siempre has imitado la inicua mente de Giezi, alma miserable. Límpiate de su amor a la plata, al menos en tu vejez. Escápate del fuego del infierno dejando tus malas costumbres.

  Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso. Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno, Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros.

 Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 Teotoquio: Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honramos, pues, como verdaderamente Deípara.

ODA 9

  Hirmo: Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin corrupción de la Madre Virgen, pues la navidad de Dios renueva la naturaleza. Y en todas las generaciones te magnificamos como ortodoxos, Madre y Esposa de Dios.

 

Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.

La mente está herida, el cuerpo debilitado, y el espíritu enfermo, la palabra ha perdido su potencia, la vida está decayendo, el fin está cercano. ¿Qué harás, alma miserable, cuando venga el Juez a examinarte?

He repasado la relación mosaica de la creación del mundo, y toda la Escritura que narra la historia de los justos e injustos. Mas tú, alma mía, has imitado a éstos y no a aquéllos, y has pecado contra Dios.

La Ley se ha debilitado, no se practica el Evangelio, toda la Escritura es ignorada de ti; los profetas y todas las palabras de los justos han perdido su potencia en ti. Tus heridas, alma mía, se han multiplicado, y no hay médico que te sane.

 

Traigo ante ti los ejemplos de la Nueva Escritura, alma mía, para guiarte a la compunción. Imita, pues, a los justos y déjate de seguir a los pecadores, y vuelve a ganar la gracia de Cristo, por medio de súplicas, ayunos, pureza y devoción.

Cristo se hizo hombre, y llamo al arrepentimiento a los ladrones y a las rameras. Arrepiéntete, alma mía. La puerta del reino ya está abierta y la están ganando ante ti los convertidos fariseos, publicanos y adúlteros. (Mateo 21: 31; 11: 12)

Cristo se hizo hombre, tratando conmigo en la carne, y voluntariamente participando de cuanto pertenece a nuestra naturaleza menos del pecado. Y te dio a ti, alma mía, ejemplo e imagen de su propia condescendencia. (Mateo 1: 25)

Cristo salvo a los magos, convocó a los pastores, e hizo mártires a una multitud de niños, glorifico a un anciano y a una viuda envejecida, cuyos hechos y vida, alma mía, no has imitado. ¡Ay de ti, cuando seas juzgada! (Mateo 2: 12; Lucas 2: 9-12; Mateo 2: 16; Lucas 2: 25-38)

Cuando el Señor por cuarenta as ayuno en el desierto, finalmente tuvo hambre, revelando su naturaleza humana. No te congojes, alma mía, si te ataca el enemigo, más ahuyéntale por oración y ayuno. (Mateo 4: 1-11; 17: 21; Marcos 9: 29)

 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:

A la Trinidad: Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y

luz a los confines de la tierra.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

Teotoquio: Socorre a tu ciudad, inmaculada Deípara, pues por ti reina, fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota toda tentación y prueba, cautivando al enemigo y rigiendo sobre sus súbditos.

 

A Andrés: Venerable Andrés, Padre tres veces bendito, Pastor de Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que El libre de la ira, opresión y corrupción y de nuestros innumerables pecados a los que fielmente honramos tu memoria.

 Y otra vez el hirmo: Inefable fue... Y el resto de Completas Mayores



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