Una Oración para la noche Salmo 31

 


Una Oración para la noche Salmo 31

En tus manos encomiendo mi espíritu.

En ti, oh Señor, me he refugiado; no quede yo avergonzado jamás;líbrame en tu justicia.

Inclina a mí tu oído; apresúrate a librarme.

Sé para mí una roca fuerte, una fortaleza para salvarme,
porque tú eres mi roca y mi baluarte; guíame y condúceme por amor de tu nombre.

Sácame de la red que han tendido sobre mí, porque tú eres mi fortaleza.

En tus manos encomiendo mi espíritu, porque me has redimido, oh Señor, Dios de verdad. 

¡Cuán grande es tu bondad, oh Señor, Que has guardado para los que te temen, Que has preparado a la vista de todos para los que en ti confían!

Los escondes en el refugio de tu presencia de quienes los calumnian; los mantienes a salvo en tu refugio de la contienda de las lenguas.

¡Bendito sea el Señor! Porque me mostró su misericordia, cuando yo era como ciudad sitiada. Yo había dicho en mi alarma:

"He sido cortado de la vista de tus ojos". Sin embargo, oíste la voz de mi oración
cuando clamé a ti. 

Amad al Señor, todos vosotros sus siervos, porque el Señor protege a los fieles, pero recompensa con creces a los soberbios.

Esforzaos y cobra ánimo vuestro corazón, todos
los que esperáis en el Señor.

En tus manos encomiendo mi espíritu.

Señor Jesucristo, cuando el desprecio y la vergüenza nos asedian y la esperanza está velada por el dolor, sostennos en tus manos heridas y haz que tu rostro vuelva a brillar sobre nosotros, porque tú eres nuestro Señor y Dios.

Gloria al Padre, al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora
y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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