Una Oración para la Mañana. Orar con el salmo 28

 


Salmo 28

El Señor es mi fuerza y mi escudo.

A ti clamo, oh Señor, roca mía; no seas sordo a mi clamor, no sea que, si no me oyes, me vuelva como los que descienden al abismo.

Escucha la voz de mi oración cuando clamo a ti, cuando elevo mis manos a tu lugar santo. 

No me arrebates con los impíos, con los malhechores, que hablan pacíficamente con sus vecinos, mientras que la malicia está en sus corazones.

Pagales según sus obras y según la maldad de sus planes.  Recompénsalos según el trabajo de sus manos y págales lo que les corresponde.

No prestan atención a las obras del Señor, ni a las obras de sus manos por tanto, él los destruirá y no los edificará. 

Bendito sea el Señor, porque ha escuchado la voz de mi oración. El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón ha confiado en él y he sido ayudado Por eso mi corazón baila de alegría y en mi canto le alabaré. 

El Señor es la fuerza de su pueblo, un refugio seguro para sus ungidos. Salva a tu pueblo y bendice tu heredad; guíalos y llévalos para siempre.

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