Una Oración para la Mañana


Salvador eterno, 
vida inagotable del mundo, luz eterna y nuestra verdadera redención.

Tomando nuestra humanidad en tu amorosa libertad, rescataste nuestra tierra perdida y llenaste el mundo de alegría.

Por tu primera venida, justifícanos, y por la segunda, libéranos: para que cuando amanezca la gran luz y vengas como juez de todos, estemos revestidos de inmortalidad y dispuestos, Señor, a seguir tus benditas huellas, dondequiera que nos conduzcan.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén 

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