La Fe de los Santos. Catecismo Ortodoxo de San Nicolás Velimirovich. Introducción

Gracia y Paz de parte de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor. (2 Cor 1, 3).

Compartimos en esta entrada la la introducción del Catecismo Ortodoxo La Fe de los Santos. de San Nicolás Velimirovich.

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezcan con todos ustedes. (2 Cor 13,13).

Jhoani Rave Rivera (C.O.P.S.)

San Nicolás Velimirovich de Ohrid y Žiča o Nikolaj Velimirović (cirilico serbio: Николај Велимировић, 4 de enero de 1881- 18 de marzo 1956) fue obispo de las eparquías de Ohrid y Žiča (1920-1956) en la Iglesia Ortodoxa Serbia, un escritor teológico influyente y un orador muy dotado, conocido como "Nuevo Crisóstomo".

El Catecismo Ortodoxo de San Nicolás Velimirovich, es una muy buena síntesis de la doctrina de la Iglesia Una, Santa Católica y Apostólica Ortodoxa. Con el deseo de iluminar la vida de todos los hombres con las enseñanzas bíblicas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento y con las enseñanzas de los Santos Padres, el Santo Obispo desarrolla esta obra de manera didáctica y simple, para que sea al alcance de todos y para que todos puedan comprenderla.



INDICE

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I: Origen y fuente de la fe Ortodoxa                           

CAPÍTULO II: La Profesión Ortodoxa de la fe cristiana                           

CAPÍTULO III: Los siete Sacramentos

CAPÍTULO IV: La Ley de Dios en el Antiguo Testamento           

CAPÍTULO V: La Nueva Ley de Dios                

CAPÍTULO VI: El Año Litúrgico Ortodoxo

CAPÍTULO VII: Los Objetos Sagrados

CAPÍTULO VIII: De la Tradición - Dichos de los Santos

Esta es la revelación personal del Cristo, única y completa, de Dios a los hombres, para su iluminación y salvación. Una segunda iluminación de parte de Dios no habrá más, y más allá del Cristo no puede ser esperado otro Mesías hasta el fin del mundo. La Verdad, enseñada y revelada a nosotros por Dios, no puede ser comparada con las religiones y las doctrinas filosóficas que son fruto de la mente humana. La Sangre del Hijo de Dios no puede ser puesta en el mismo plano de la tinta de los hombres de letras. Debemos combatir los tentativos de una semejante equiparación, en primer lugar, profundizando nuestro conocimiento de la Fe Ortodoxa, aplicándola a la vida cotidiana, penetrando en ella como el estudioso profundiza sus descubrimientos, es decir, elevándonos de los escalones más bajos a la altura de la Fe perfecta.   

 

INTRODUCCIÓN:

LA RELIGIÓN CRISTIANA

EN GENERAL

 ¿Qué es la religión cristiana?

La religión cristiana es el conocimiento en Cristo de los más importantes misterios del ser y de la vida, conocimiento que los hombres pueden conseguir sólo creyendo en El, no con sus esfuerzos individuales.

¿Cuáles son los más importantes misterios del ser y de la vida de los cuales sólo el Cristo tiene el verdadero conocimiento?

Están:

El misterio de las realidades invisibles de Dios, de los Ángeles y del alma humana.

El misterio de la creación del mundo y de su fin

El misterio de Dios que incesantemente guía al hombre y a toda la humanidad a un fin prestablecido, según su sabiduría y su poder.

El misterio del pecado del hombre, de su caída y Redención gracias a la encarnación del Ver

El misterio del Reino de Dios cual fin último de la vida terrena del hombre y aquel de la vida recta que conduce a este fin, es decir, del comportamiento del hombre con respecto a sí mismo, a su prójimo y a Dios.

El misterio de la resurrección de los muertos, del juicio final y de la vida eterna.

¿Otros fundadores de religiones, intelectuales y filósofos, han intentado de resolver estos misterios?

Ciertamente ha habido muchos. Pero lo han hecho sólo con sus limitadas fuerzas humanas, con la meditación y con el estudio tenaz del mundo y de la naturaleza humana. Todos sus tentativos terminaban con premisas y variadas teorías en neto contraste las unas con las otras.

¿En qué cosa consiste la soberbia con respecto al conocimiento en el Cristo?

En la superioridad del Cristo cual testigo ocular. De hecho, Él afirma: “Yo digo lo que he visto...” Jn 8, 38); y así también: “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo” (Jn 3, 13). A los doctores de la ley de su tiempo dijo: “Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo” (Jn 8, 23). A uno de los jefes de Israel, declaró: “Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto...” (Jn 3, 11). Y muchas otras afirmaciones de este género, Él las hizo con la autoridad de un testigo ocular que ha conocido todos los misterios del cielo y de la tierra, tanto que la gente se asombraba de su ciencia, ya que “nadie habló jamás como este hombre” (Jn 7, 46).

De hecho, en la vida cotidiana damos mayor fe a un testigo ocular, antes que a un teórico o a un filósofo. Pero hubo también otros fundadores de religiones, los cuales han afirmado de haber recibido su doctrina de ángeles individuales. Estos últimos son testigos oculares de grandes misterios. ¿Qué tenemos que pensar de ello?

Es verdad que algunas veces el Señor mandó a sus ángeles a personas individuales para instruirlas y guiarlas. Pero más a menudo fueron los hombres a tener falsas visiones, en las cuales aparecían espíritus malignos bajo el aspecto de ángeles. Por otra parte, el caso del Cristo es del todo distinto, en cuanto no fue ni instruido ni guiado por ángeles. Más bien fue Él a comandar a las filas angélicas y a echar los espíritus malignos de los hombres. Los ángeles lo servían, mientras los demonios temblaban delante de Él.

¿En tal caso, debemos considerar que la religión cristiana sea superior a todas las otras sobre la tierra?

La fe cristiana no se podría tampoco comparar con las otras religiones y, si debiéramos usar un lenguaje preciso, no se debería tampoco llamar "religión" en el significado pagano que asume este término. De hecho, ella no es una religión entre las otras, pero es la Fe en el Cristo, y la revelación del Cristo. Es la revelación personal, única y perfecta de Dios a los hombres, para su iluminación y salvación. Una segunda revelación de parte de Dios no habrá y más allá del Cristo no puede ser esperado otro Mesías hasta el fin del mundo.

¿Qué debemos entonces pensar de algunos tentativos contemporáneos de poner la fe cristiana sobre el mismo plano de todas las otras religiones?

Se trata de tentativos equivocados y de un experimento peligroso. Ya que “nadie se burla de Dios” (Gal 6,7) y la sangre del Hijo de Dios no puede ser puesta sobre el mismo plano de la tinta de los hombres de letras. Si bien nosotros, en cuanto miembros de la antigua Iglesia oriental, somos condescendientes de frente a todo ser humano, sin embargo, está severamente prohibido comparar la verdad revelada por Dios con las religiones y con las filosofías que son frutos de mentes humanas.

¿Con cuáles medios podemos luchar contra los tentativos de nivelación?

En primer lugar, profundizando nuestros conocimientos de la fe ortodoxa, poniéndola en práctica en la vida cotidiana, penetrando en ella como el estudioso profundiza sus descubrimientos. Además, contribuyendo con esfuerzos nobles y prudentes - sin hacer jamás uso de la violencia - para que los hombres se eleven de los niveles más bajos de la religión a la altura de nuestra fe contemporánea, en vez de permitir, por motivos de conveniencia, que lo que es perfecto se rebaje y se confunda con cuanto no lo es.

¿Por qué llamamos viva a nuestra fe?

Porque la fe y la vida están inseparablemente unidas en cuanto causa y efecto. El Señor Jesús ha dicho: “El que cree en el Hijo (de Dios) tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él” (Jn 3, 36). Así también se lee: “El justo vivirá por la fe” (Heb 10, 38).

 Fuente:

 La Fe de Los Santos.

 Catecismo de San Nikolaj Velimirovic

P. 1-5


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