El tercer domingo después de la Epifanía. Jesús sana a un leproso.



 El tercer domingo después de la Epifanía

La colecta

Dios todopoderoso y eterno, mira misericordiosamente nuestras debilidades y en todos nuestros peligros y necesidades extiende tu mano derecha para ayudarnos y defendernos; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

La Epístola

Romanos 12.16 ss

No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal. Procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. Amados, no os venguéis vosotros mismos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien.

El Evangelio

San Mateo 8,1-13

Cuando Jesús descendió del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí, vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. Y al instante quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: Mira, no se lo digas a nadie; ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. Cuando entró Jesús en Capernaúm, se le acercó un centurión y le rogó, diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Jesús le dijo: Yo iré a sanarlo. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque yo también soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes. Entonces Jesús dijo al centurión: Vete, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

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