Oración de la noche: Completas. viernes 24 de enero de 2025 después del segundo domingo de Epifanía

 Oración de la noche: Completas.

 Viernes 24 de enero de 2025 después del segundo domingo de Epifanía


El oficiante comienza:

Oficiante: El Señor Todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un final perfecto.

Pueblo: Amén.

Oficiante: Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor;

Pueblo: El creador del cielo y de la tierra. 

Confesión  del pecado

El oficiante continúa:

Oficiante:

Confesemos humildemente nuestros pecados a Dios Todopoderoso.

Se puede guardar silencio.

El oficiante y el pueblo dicen entonces:

Todos: Dios y Padre Todopoderoso, te confesamos, unos a otros y a toda la compañía del cielo, que hemos pecado, por nuestra propia culpa, en pensamiento, palabra y obra, y en lo que hemos dejado sin hacer. Por amor a tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, ten misericordia de nosotros, perdona nuestros pecados, y por el poder de tu Espíritu Santo, elévanos para servirte en novedad de vida, para gloria de tu Nombre. Amén.

Sólo el oficiante dice:

Que Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados y la gracia y el consuelo del Espíritu Santo.

Amén.

Invitatorio

Oficiante: Oh Dios, ven en mi auxilio;

Pueblo: Señor, date prisa en socorrernos.

Oficiante: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Pueblo: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno de la Noche

Antes de terminar el día,

Creador del mundo,

te rogamos que con tu amor constante vigiles

a nuestro alrededor mientras dormimos.

 

Defiende nuestra vista de los malos sueños,

de los miedos y terrores de la noche;

pisotea a nuestro mortal enemigo

para que ningún pensamiento pecaminoso conozcamos.

 

Oh Padre, que esto que pedimos se haga

por medio de Jesucristo, tu único Hijo;

y del Espíritu Santo, por cuyo aliento

nuestras almas son resucitadas de la muerte.

 

Los Salmos

SALMO 16

1 Cuídame, oh Dios, *porque en ti busco refugio. 2 Yo le he dicho al SEÑOR: *«Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno».

3 En cuanto a los santos que están en la tierra, *son los gloriosos en quienes está toda mi delicia. 4 Aumentarán los dolores de los que corren tras otros dioses. *¡Jamás derramaré sus sangrientas libaciones, ni con mis labios pronunciaré sus nombres!

5 Tú, SEÑOR, eres mi porción y mi copa; *eres tú quien ha afirmado mi suerte. 6 Bellos lugares me han tocado en suerte; *¡preciosa herencia me ha correspondido!

7 Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja; *aun de noche me reprende mi conciencia. 8 Siempre tengo presente al SEÑOR; *con él a mi derecha, nada me hará caer.

9 Por eso mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas; *todo mi ser se llena de confianza. 10 No dejarás que mi vida termine en el sepulcro; * no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.

11 Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, *y de dicha eterna a tu derecha.

 

La lectura

Tú, oh Señor, estás en medio de nosotros, y tu nombre es invocado sobre nosotros; no nos abandones. Jeremías 14:9

Oficiante: La Palabra del Señor

Pueblo: Gracias a Dios.

Las oraciones

Oficiante: En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Pueblo: Porque tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Oficiante: Guárdame, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Pueblo: Escóndeme bajo la sombra de tus alas.

Oficiante: Señor, ten piedad de nosotros.

Pueblo: Cristo, ten piedad de nosotros

Oficiante: Señor, ten piedad de nosotros.

Oficiante y pueblo:

Padre nuestro, que estás en los cielos,

Santificado sea tu nombre,

Venga tu reino,

Hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Y perdónanos nuestras ofensas,

como perdonamos a aquellos

que pecan contra nosotros.

Y no nos dejes caer en la tentación,

pero líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

y el poder, y la gloria,

Por los siglos de los siglos. Amén.

 

Oficiante: Oh Señor, escucha nuestra oración

Pueblo: Y llegue hasta ti nuestro clamor.

Ahora Dimittis

El canto de Simeón

El oficiante y el pueblo dicen o cantan el cántico de Simeón con esta antífona, todos de pie.

Antífona: Guíanos, oh Señor, mientras estamos despiertos, y guárdanos mientras dormimos; para que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora, Señor, permite que tu siervo parta en paz, * conforme a tu palabra. Porque han visto mis ojos tu salvación, * que has preparado en presencia de todos los pueblos; Para ser luz para alumbrar a las naciones, * y ser la gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. * Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Guíanos, oh Señor, mientras estamos despiertos, y guárdanos mientras dormimos; para que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

DESPEDIDA

Oficiante: Oremos.

Dios todopoderoso, cuyo Hijo reveló en signos y milagros la maravilla de tu presencia salvadora: renueva a tu pueblo con tu gracia celestial, y en toda nuestra debilidad sostennos con tu gran poder; por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.

 

Oficiante: Bendigamos al Señor.

Pueblo: Gracias a Dios.

El oficiante concluye con lo siguiente:

Oficiante: El Señor todopoderoso y misericordioso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde, esta noche y siempre.

Pueblo: Amén.

 

 


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